El número de victimas del naufragio, que hasta ayer se habían cuantificado con tres muertos, ha aumentado este domingo al localizarse los cadáveres de dos hombres ancianos dentro del crucero “Costa Concordia”, según la información proporcionada por la Guardia Costera.
El barco “Costa Concordia” había salido el pasado viernes del puerto de Civitavecchia, situado en Italia, con unas 4.229 personas a bordo. El crucero, perteneciente a la compañía Costa Cruceros, que tenía como finalidad un viaje por el Mediterráneo, se dirigía rumbo a Savona, para más tarde finalizar en Palma de Mallorca. Pero el barco nunca llegará a su destino, cuando surcaba cerca de la costa italiana dos horas después de iniciar su viaje, encalló al chocar contra una roca.
El choque tuvo como resultado que se produjese en el casco del barco una fractura con forma de grieta de 70 metros de longitud, lo que ha provocado el hundimiento parcial de este frente a la isla de Giglio. La tragedia, que hasta ayer se había saldado con tres muertos y unos 70 desaparecidos, a día de hoy ha aumentado hasta cinco muertos y se ha reducido a 15 desaparecidos, entre ellos un español de 68 años.
De momento no se cuentan con muchos datos, y la información que se ha manejado hasta el momento es confusa. Sin ir más lejos, al no haber una lista de desaparecidos, ayer inicialmente se decía que los muertos ascendían a seis, para luego reducirse a tres, dos turistas franceses y un miembro de la tripulación.
El capitán del barco, Francesco Schettino, al que se va a investigarpor desviarse de la ruta fijada, ha sido detenido al ser acusado de “homicidio culposo” y “abandono de pasajeros”. «La roca no estaba señalada en la carta náutica”, dijo para defenderse el capitán, y añadió, ante las cámaras de Tgcom24, que “no tenía que haber pasado lo que ha pasado”.
Los supervivientes localizados del naufragio coinciden en que la tragedia se podía haber evitado y que el capitán no hizo lo que debía. Cuando se produjo el choque, desde los altavoces del barco se llamó a la calma a los pasajeros y se afirmó que tan solo se trataba de un fallo eléctrico que se había producido. Al poco rato los pasajeros se dieron cuenta de que no era cierto, ya que la embarcación comenzó a escorarse. Allí comenzó todo el pánico.
Muchos de los pasajeros se lanzaron del barco directamente al agua para escapar, algunos incluso hasta con niños pequeños. El descontrol y la falta de información era tal que los pasajeros subían al salvavidas más próximo y no al que le correspondía, según el testimonio dado a Cadena Ser por Carlos Peñacova, uno de los españoles que viajaba en el barco.
Actualmente las labores de rescate en el barco continúan. Los esfuerzos de los equipos encargados del rescate se centran en llegar hasta el puente tres del barco, desde donde afirman que todavía se oyen las voces de pasajeros atrapados pidiendo ayuda.
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Patricia Ariza Sánchez