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El diario El País ha publicado una serie de artículos que se centran en las conversaciones que mantuvieron en Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y la banda terrorista ETA en el último alto al fuego que se rompió con el atentado en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas donde murieron dos personas.
Fuente: El País. Atentado en la T4 de Barajas el 30 de diciembre de 2006
Con motivo de la publicación del libro Las claves de la paz de la editorial Aguilar cuyo autor es Luis Rodríguez Aizpeolea, el presidente de los socialistas vascos Jesús Eguiguren muestra las conversaciones que el Gobierno español tuvo con la banda terrorista durante la última tregua de ETA.
Las conversaciones entre el líder de los socialistas vascos y la banda terrorista comenzó en el 2000 y a partir de este año Eguiguren se reunió varias veces con el líder de Batasuna, Arnaldo Otegi.
Cuando el PSOE ganaron las elecciones generales en el año 2004 el socialista se puso en contacto con la Moncloa para hablar con Zapatero, pero este nunca se llegó a poner al teléfono. Pero poco tiempo después se puedo reunir con José Blanco en Gipuzkoa y le contó todo lo que había pasado hasta la fecha. A partir de ese momento Eguiguren se puso en contacto con Alfredo Pérez Rubalcaba.
La primera comunicación entre el Gobierno central y ETA se produjo mediante una carta que envió la banda. En dicho escrito la banda expresó su intención de comenzar un diálogo para llegar a un acuerdo.
En febrero de 2005 la banda envió una segunda carta en la que la banda quería saber la disposiciones del Gobierno para mantener un encuentro entre ambas partes. Poco tiempo después ETA envió por el mismo medio que las dos anteriores una cita para que las dos partes se reuniesen en Ginebra (Suiza).
Antes de esta reunión se aprobó una propuesta del Gobierno para acabar con el terrorismo de una forma dialogada. La cita se produjo en un hotel al lado del lago Lenan. A la cita habían acudido Josu Ternera y Jon Yurrebaso que se presentaron con nombres falsos. En la reunión Eguiguren vió que la banda tenía ganas de buscar el final a ETA y se llegó a hablar de que se pediría perdón a las vícitimas. En dicha reunión se aprobaron una serie de normas que debían de cumplir ambas partes.
Solo cuatro días después de la reunión ETA puso una bomba en el Estadio Olímpico de la Peineta en Madrid, las personas cercanas a Eguiguren le pidieron que se volviese a Madrid, pero él se quedó para pedirles una explicación y le dijeron que esa bomba estaba preparada desde hacía tiempo y que no habría más atentados.
En junio de 2006 la banda comunicó que emprendería una tregua permanete. A partir de eso Eguiguren va acompañado a las reuniones con el exministro de Presidencia, Javier Moscoso. Durante la primera reunión que mantuvieron ambas partes se dedicaron a repasar como habían transcurrido este tiempo y ETA pedía que el Gobierno cumpliesen algunos puntos de lo acordado en Ginebra. En una de estas citas la banda amenazó de que si el Gobierno no paraba de detener a integrantes de la banda las consecuencias serían graves.
En Septiembre de 2006 comenzó la segunda tanda de reuniones a las que se incorporó Thierry y nuevos representantes del Gobierno central. En estas reuniones Ternera dijo que el proceso estaba estancado por culpa del Ejecutivo.
El proceso de paz se puso fin con el atentado por parte de la banda terrorista ETA en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas. Este acontecimiento hizo que las conversaciones se suspendieran, pero se reanudaron poco tiempo después. Pero antes Eguiguren se había reunido con Arnaldo Otegui minutos después del atentado, a partir de este momento el diálogo se suspendió
En febrero de 2007, Zapatero recibió una carta de ETA en la que le pedían que se volviese a abrir el diálogo y para ellos el atentado que había puesto fin a la tregua había sido un “accidente”. El Gobierno aceptó la reapertura del diálogo aunque de cara a los medio lo rechazase.
Los primeros actos sirvieron para poco, y hubo una gran cantidad de reproches por ambas partes. El fin del diálogo se produjo el 21 de mayo ya que la situación estaba muy mal.
Rosalía Fernández Agudín